Alguien
se imagina a una persona saliendo de la oficina
y que un grupo de compañeros de trabajo le rodeen y empiecen a grabar como dos de ellos le
pegan una paliza.
Ya
es bastante angustioso que dependiendo de en qué sitios y a qué horas puedas
sufrir una agresión, como para que esto pase en el colegio que, se supone, es
un lugar civilizado.
Jiu-Jitsu, es lo único
que puedo recomendar desde mi posición de profesor de dicho arte marcial.
Si
el agresor se apunta para
utilizarlo, como este es un arte marcial que lleva implícito una ética acabará “borrándose”
y ya se apuntará a peleacallejera-boxing (eso es algo que no podemos evitar).
Para
la víctima, aprender Jiu-Jitsu no le
garantiza salir indemne, por desgracia aprender a pelear bien lleva mucho
tiempo, no es algo inmediato (que nadie te engañe). Pero el entrenamiento de
irá dando confianza; entrenará en un ambiente que en vez de hacerle el vacío le
ayudará a progresar, aprenderá a identificar situaciones propensas a una
agresión para poder evitarlas; aprenderá a buscar soluciones en los momentos
previos a la agresión para poder evitarla; y si no, al menos se cubrirá, de tal
forma que reciba moratones pero no le partirán la nariz.
Y
para el que mira desde el corro, la
ética del Jiu-Jitsu te impide aplaudir estas situaciones; te enseña que vale
más que te llamen “chivato” a “palmero”; y en última instancia te enseña como
separar a dos que se pelean o como ayudar para que al menos no sea un 2 contra
1.
Nada
(ni una pistola) te garantiza no sufrir una agresión, pero ante esa situación prefiero
saber Jiu-Jitsu a cocina.
Por otro lado, quiero destacar iniciativas maravillosas como "Hazle un Full Ippon al Bullying" de nuestras compañeras de El Rincón del Jiu-Jitsu.
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